Blog Post Title

Subtitle
10 de septiembre de 2014 por
Blog Post Title
Javier Diez

En una organización normal, los jefes deberían comunicar, los empleados deberían seguir los procedimientos, la gente debería tener puesta la camiseta, mis compañeros deberían tirar para el mismo lado que yo, el dueño debería saber hacia donde va, los proveedores deberían cumplir con lo que prometen, la comida debería estar caliente cuando me la sirven…

Cada vez me es más familiar, en la conversación diaria con un cliente, encontrarme con una alusión a una organización normal, en el que todo funciona como “debería”… por mi parte jamás he tenido la fortuna de conocerla, y ellos por lo visto tampoco.

Lo que si he tenido el gusto de conocer, es organizaciones inteligentes. Existen pocas, pero son más reales y más productivas que las “normales”.

En una organización inteligente, levanto el papelito del piso aunque no fui yo quien lo tiró. Y no busco al “culpable”. En una organización inteligente, puedo pedir ayuda sin sentirme menos. Puedo colaborar en una tarea que no tiene nada que ver con mi descripción de puesto. Puedo cometer errores, puedo aceptar que los demás no actúan según mis expectativas.

En un contexto donde se aprende, nada es como “debería ser”. Por suerte.

Blog Post Title
Javier Diez 10 de septiembre de 2014
Compartir
Categorías
Archivar